viernes, 10 de noviembre de 2017

Thor Ragnarok: Análisis

Ha sido un camino largo y duro para Thor. Reconozcámoslo. En su debut en 2010, Kenneth Branagh le presentó como un asgardiano, ser interdimensional, base de la cultura nórdica terrestre y le dio una serie de giros familiares shakespearianos que el dios del trueno sólo se quitó de encima durante su colaboración con los Vengadores de Whedon y ahora en este Ragnarok. 
En 2013, el mundo oscuro fue… pues eso, más oscuro, pero se encontró con el villano más soso del universo cinematográfico marvelita. Porque Malekith molaba visualmente, pero ni chicha ni limoná. Además, había carencias entre los personajes, fundamentalmente porque molaba mucho más la relación fraternal entre Thor y Loki que la que el rubiales tenía con su contraparte romántica Natalie Portman, que ni fu ni fa.
Después llegó la era de ULTRON y el tío del martillo, en manos de Whedon volvió a molar. El truco? El humor.
Dejaros de parafernalia chespiriana y dioses asgardianos. Lo que mola es ver la tontuna inherente a la personalidad creada en el MCU de Marvel (porque reconozcámoslo, el de Hemsworth, ya maduro, no tiene nada que ver con el Thor del papel). 
Y eso nos lleva a este Ragnarok, la primera aventura en solitario de Thor en cuatro años desde esa Era de Ultron. Taika Waititi, el excéntrico director raruno neozelandés, culpable de Wilderpeople, ha revolucionado al personaje metiéndole de lleno en toda una comedia de los pies a la cabeza. 
Waititi ha dado con la clave: Thor es un surfista grandullón y bobo que cruza el universo via Bifrost en lugar de una tabla de surf y al que le mola pegar primero y preguntar después. No es Tony Stark y su intelecto. No es Steve Rogers y su moral. Es un inocentón, capaz de aprender de sus errores y de aceptar sus debilidades y eso es lo que mola.  
Al principio de la peli, Thor ha estado vagando durante dos años por el cosmos buscando las piedras del Infinito y solventando problemillas por el camino. Así, nos le encontramos en los aposentos de Surtur, un gigantesco demonio de fuego que dicen traerá el Ragnarok, o sea, la destrucción de Asgard. Thor escapa de Surtur solo para encontrarse con que su hermano ha reemplazado a Odin (en la mejor escena de Asgard jamás filmada). Tras capturar a Loki, dan con Odin vía Doctor Extraño, sólo para ver a su padre moribundo, lo cual lleva a la liberación de Hela, diosa de la muerte, que se hace con el Bifrost y manda a freir espárragos a Thor y a Loki. Dónde acaba el rubito? Pues en un planeta vertedero llamado Sakaar, donde el Grandmaster está llevando a cabo su propio torneo de gladiadores. 
Muy grande por cierto Jeff Goldblum. Por allí, compitiendo anda otro desaparecido desde la Era de Ultron, Hulk. Líos arriba y abajo, Hulk, thor, Loki y Valkiria acabarán por regresar a Asgard para enfrentarse a la historia secreta de este mundo, enterrada por Odín, a Hela y al Ragnarok. 
Mención especial por cierto precisamente a los personajes femeninos que en anteriores cintas del Dios del Trueno no brillaban. Y lo digo opr Jane Foster y por Lady Sif. Aquí Hela y Valkiria lucen mucho más y tienen historias que dan juego e importan. 
También mola el Bruce Banner de Ruffalo que roza la neurosis y su Hulk, que cada día habla más y se acerca más al gigante esmeralda de los comics. 
Si lo pensamos, todos los personajes de esta pelicula tienen algún tipo de trauma parental o están un poco zumbados. 
Lo negativo? Que quizás hay mucha comedia pero no hay peso o importancia en los caóticos hechos que acontecen en Asgard. Parece que no importa tanto como la Tierra.

Aún así, Waititi equilibra muy bien acción y humor y hace de Thor Ragnarok una peli muy divertida y tremendamente dinámica que por fin pone al dios del trueno en su sitio, que acepta su persona y que le mueve a una nueva etapa preparándose ya para ese INFINITY WAR que está al caer. 

No hay comentarios: