domingo, 27 de enero de 2013

miércoles, 23 de enero de 2013

Arde que te arde... "El Sótano en llamas"


Decía René François Ghislain Magritte: Ceci n’est pas une pipe. Pero lo era… aquello era una pipa, o la representación de una pipa al menos. Su reflejo. Y digo yo, a cuento de “El sótano en llamas”, obra del surrealista Toño Benavides: “Esto no es un cómic”, pero lo es, al menos en su esencia.

Y es que hace un tiempo cayó en mis manos por casualidad este librito publicado por Astiberri, “El sótano en llamas”, concebido por el leonés Toño Benavides, dibujante de cómics, fanzinero, pero sobretodo ilustrador, todo un ilustrador. Y eso es este “ente” en cuestión, un compendio de ilustraciones, reflejo del mismísimo surrealismo, gráfico y psicológico, de los mundos oníricos de Munch y Freud, donde podrían coexistir cucarachas religiosas con el automóvil convertido en el mejor amigo del hombre. Muy Kafkiano todo ello.
Eso es “El sótano en llamas”, surrealismo y expresionismo puro. Diez historias cortas (algunas de ellas publicadas ya en la revista Humo, otras concebidas expresamente para este recopilatorio) movidas por el impulso mismo del sentimiento, ligadas por algo que va más allá de la realidad y sin embargo la describe en todo su esplendor. Así lo expresó el propio Benavides en una entrevista para Efe: “Son diez relatos que presentan un interés especial por el absurdo. Mi objetivo era desmontar la realidad y volver a construirla bajo una lógica diferente. Pretendía que el lector se viera reflejado o sorprendido en su fuero interno, descubriéndose a sí mismo.” Y lo consigue, vaya si lo consigue, desmontarnos de pies a cabeza y hacer que nuestro “sótano” arda.
Un cuento ilustrado según algunos, una novela gráfica para otros, simples historietas para todos.  Un retrato, una muestra de un mundo absurdo, de nuestro universo visto por el lápiz de Benavides. Un relato evocador que te envuelve y te hará pasar un buen rato, una historia que, como mis obras de arte favoritas, te deja con ganas de más, pensativo, aturdido y nunca indiferente.

lunes, 7 de enero de 2013

Superuseless superpowers…


Lo sé, lo sé. No todo por estos lares son mallas ajustadas y capas… pero es que sientan tan bien. En esos esculturales cuerpos… estooo… uno empieza y no para, vaya. En fin, que mientras acabo de prepararme una nueva entrada sobre mitología japonesa, hago una aportación al mundo superheróico.


Lo cierto es que ya se ha hablado mucho de esto a lo largo y ancho de la blogosfera, de lo absurdo de algunos de los superpoderes de nuestros héroes favoritos. Pero ahí están, y me hace ilusión recordarlo de vez en cuando. La idea me sobrevino tras golpearme en la cabeza con el lavabo al resbalar cuando trataba de colgar un reloj de pared en el baño subido en el retrete. O no, quizás no fue así. Tal vez fuese al recordar un blog que descubrí hace años llamado “Superuseless superpowers”, donde unos cuantos gamberros se hacían eco de superpoderes tan inútiles como el “flight in flight”, la capacidad de volar… solo cuando vas dentro de un avión, el “13th bulletproof”, o la habilidad de ser antibalas… a partir del decimotercer balazo, o el “Short range teleportation”, poder que te permite teleportarte a distancias… ¡de sólo unos milímetros! Ideal para los amantes del popping.
Ahora bien, más allá de este divertido blog, la cuestión es que, por absurdo que parezca, a lo largo de la historia comiquera, han existido personajes con poderes, si cabe, aún más ridículos:

-  Kolor Kid: Fue un tipo con la habilidad de cambiar el color de las cosas. Muy útil cuando te toca redecorar tu vida. Y encima tenía el peinado de Logan...

- The Mess: Sin duda, sería en archienemigo de mi madre, un muchacho con la capacidad de atraer toda la suciedad de su alrededor. Junto con Kolor Kid, te dejan la casa monísima.

- Matter-Eater Lad: Un miembro de la Legión de Superhéroes capaz de comerse todo lo que le echen. Un estómago a prueba de bombas. Una vez le llamaron para comerse la máquina que destruiría el mundo, así de fácil. Este sí podría arreglar los desperfectos producidos por The Mess.

- Mister Midnite: El héroe con el poder de parar el tiempo… perdón, ¿he dicho tiempo? Quería decir los relojes. ¿Que no es lo mismo? Pues parece que no. Yo soy de los que siempre llegan tarde y le odiaría. No me extraña que sólo durase dos números. Con el juego que podría haber dado…

-  Joan Dale, creada por Quality Military Comics en el 41, podía transformar a los nazis en palomas. Muy simbólico, pero claro, Norteamérica cambió de enemigos… y se ve que con los rusos, por ejemplo, no funcionaba la cosa.

-  Unus, el Intocable y Rayo Negro: Añado estos dos, porque son dos iconos de Marvel que me encantaban de peque pero que dan mucha penita, el primero, porque murió al crear un campo de fuerza tan impenetrable, que ni el oxígeno pudo pasar y ¡ale!, asfixiado. Y el segundo, porque pese a ser el líder de los inhumanos, que es muy molón, si tu poder es que al emitir cualquier sonido por medio de tus cuerdas vocales destruyes todo a tu alrededor, lo siento, pero jamás podrás ir a un karaoke (o a un castingo de O.T) y chico, eso es muy triste.


En definitiva, que  poseer superpoderes no es siempre la mejor opción y ¡oye!, que hay  muchísimos más superpoderes, mucho más absurdos, inútiles o engorrosos, pero yo he hecho sólo una sencilla selección como muestra empírica de mi teoría.
Y hablando de teorías… ¿Os conocéis aquella que explica el porqué de la elasticidad e indestructibilidad de los pantalones de Bruce Banner al convertirse en Hulk, así como su tendencia a volverse morados? Lo explicaremos en próximos posts niños y niñas.


viernes, 4 de enero de 2013

Horripilantes traducciones...

En serio... a un servidor, amante de los idiomas, con un máster en traducción... aún le horripilan según qué cosas.

He vuelto a modificar mi cámara de fotos. La he reseteado para que tenga los menús en inglés. Mucho más lógicos, os lo aseguro.

Está visto, hay traducciones y traducciones... aún recuerdo la mítica intro de Samurai Shodown en español... desastrosa... o muy poética, quién sabe. Y eso que por aquel entonces no había Google Translator XP