viernes, 3 de mayo de 2019

Normal: Una novela de Warren Ellis


Traigo un librito que es poco más que un cuento. Pero me llamó muy mucho la atención en la estantería de la librería y no pude dejar de hacerme con él. Yo iba a comprar los cuentos infantiles que SM ha publicado de ET y Regreso al futuro, dibujados por la genial artista canadiense Kim Smith. Una delicia que os recomiendo, para los que tenéis peque, pero también para los que no, que rejoliándronos. Son preciosos. Ya que estamos en un programa de literatura… esto también es literatura, ¿no?

Pues con estos libros en las manos, de repente me topé con una novelita de 150 páginas, muy finita llamada Normal. La portada, bastante chula, llamaba la atención, pero lo que más capturó mi vista fue el autor. Warren Ellis. Frené en seco. ¡Wait a minute! ¿El mismo Warren Ellis de Planetary y Transmetropolitan? ¿El que ha guionizado la serie animada de Castlevania que tanto le gusta a Maite? ¿El de RED, la novela gráfica reconvertida a pelis con Bruce Willis como prota?

Pues sí, ese mismo Warren Ellis. El autor de comic y guionista, para los que no lo sepan, también tiene una faceta novelística. De hecho, ya antes había publicado Camino Tortuoso, que ya me la he apuntado porque mucha gente habla muy bien de ella, y Ritual de Muerte. 

A mí me pilló a contrapié, así que la tentación me pudo y la novela se vino conmigo a casa. 

¿Y qué es este NORMAL? Pues ya digo, una historia muy cortita, de 147 escasas páginas en su versión impresa y editada por Alianza Literaria, rama de Alianza Editorial. Una novela que de hecho se lanzó originalmente en forma digital y en cuatro partes separadas, como por fascículos. Cuatro partes, que ahora componen una historia completa. 

No obstante, tengo sentimientos enfrentados y sobretodo dificultades a la hora de analizar la obra. ¿Por qué?

Bueno, en primer lugar porque la he llamado novela. Pero quizás no sea la palabra adecuada. No porque por extensión se acerque casi más al cuento, sino porque Normal no tiene, precisamente, una estructura muy normal y, más que una historia per sé con pies y cabeza, acaba por ser un compendio de ideas, a cada cual más tortuosa y negativa sobre esos futuros post-apocalípticos que tanto le gustan al señor Ellis. 

Pero también tiene sentido, porque la acción de Normal, tiene lugar en un sanatorio mental y por ello, esta estructura, este batiburrillo de ideas y mensajes desoladores, están impregnados de un cierto tono esquizofrénico que le da un aire perfecto y caótico a esta historieta de manicomio. 

Además, me da la sensación de que este escrito es casi un experimento de Ellis, una especie de ensayo con tintes de ficción en el cual quiere verter, bajo la voz de una serie de personajes tocados del ala, cuáles son sus puntos de vista sobre la sociedad, la tecnología y el futuro que nos espera. Me da a mi que la mente de Warren está cual olla a presión y necesita de vez en cuando de una poca verborrea literaria, para bien o para mal. Para bien porque las ideas vertidas en Normal son de los más originales y para mal, porque es tal el chorro de información, que muchas veces carece de forma y consistencia. 

Como digo, la historia tiene lugar en un manicomio llamado Normal (normal head en el original) donde encierran a los futuristas, tipos a los que pagan por pensar y diseñar un futuro mejor. Pero tanto piensan que se vuelven locos, o como dice Ellis, miran al abismo y el abismo les devuelve la mirada. Entre los futuristas hay dos grupos: Los de previsión estratégica, que dependen de ONGs y buscan evitar desastres futuros, y los de Predicción estratégica, pagados por empresas de seguridad y corporaciones, que dan por hecho esos desastres y pretenden crear métodos para sobrevivir a los mismos. 
Nuestro protagonista se llama Adam Dearden, es uno de estos futuristas, recién llegado a Normal tras una crisis nerviosa. Adam es conocido por muchos por haber desarrollado un sistema de microdrones asesinos y después haberse arrepentido al ver cómo su invento le superaba, habiendo pasado por previsión y por predicción estratégica. 
Nada más llegar a Normal, otro interno desaparece y en su habitación, sobre la cama, aparecen 90 kilos de insectos de todo tipo. El pánico empieza a revolotear sobre las cabezas desquiciadas del sanatorio. 
Así, Adam se convierte en una especie de detective que trata de resolver el misterio del hombre desaparecido, haciendo migas con varios internos, a cada cual más bizarro, tratando de sacar algo en claro. 
De este modo, la novela se convierte en una suerte de colección de monólogos de estos extravagantes personajes a través de los cuales nos relatan sus miedos sobre un futuro muy oscuro. 
Personajes como Clough, un tío superdesagradable al que sólo calman amenazándole con destruir el único DVD de Danger Mouse que hay en el manicomio. 
O Lela, una urbanista a la que le falta un hervor. 
Colegrave, un hombre que lleva 15 años allí encerrado y que planea seguir viviendo en el centro hasta el fin de sus días. 
O mi favorita, Bulat, una mujer en simbiosis con su bioma. Habla en plural como Venom, pues su cerebro está en comunión con su flora intestinal, que también tiene cerebro y la guía a través del instinto crudo de la naturaleza. Eso y que come líquenes la hace adorable. Bulat intenta convencer a Adam de que escuchar a nuestro bioma nos conducirá hacia un futuro mejor. 
También está Dickson, un enfermero que va siempre a tope de anfetaminas para darle servicio a todo el mundo no teniendo que dormir. 
O la terapeuta, la Doctora Murgu.
Lo dicho, historias del manicomio. Paranoia y tecnofobia a cascoporro. Una lectura rápida que no ligera, pues como ya digo, los personajes de Ellis, a parte de superficiales (tampoco hay mucho tiempo para profundizar), son dispersos a más no poder y la mayor parte del tiempo nos la pasamos leyendo y avanzando con el pensamiento de “venga, que en algún momento voy a entender algo”. 
Al final engancha y gusta, entre otras cosas, por su humor negro, en ocasiones sutil pero descacharrante. Te asustas, porque el mensaje es chungo y desalentador. Piensas que este technothriller no está muy lejos de la realidad. Que la vigilancia constante, los drones, las armas, el control psicológico de masas y demás, está ya a la vuelta de la esquina, si no ejerciéndose en nuestro presente. Pero sobretodo piensas que has empezado a pillar de qué leches va la cosa en la página 145 y te dan ganas de volver a leértelo.  

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