martes, 20 de marzo de 2018

Secret of Mana: Análisis

Secret of mana es un arma de doble filo. Por un lado, parte del hecho de que, quitando la saga Final Fantasy, es el primer RPG de Square digno de un remake. Habiendo debutado en el verano del 93 para Super Nintendo, en seguida fue un éxito de masas. Así, antes de su inclusión el pasado año como parte del catálogo de la hornada de juegos de la SNES mini, es natural que Square se plantease el remake de una de las joyas de su corona. En teoría esto tendría que gustar a los que somos de la old school, pero también a las nuevas generaciones. En teoría…

El Secret of Mana de 2018 comienza como lo hiciese hace 25 años. Con una pantalla en negro y un logo sencillo en blanco que luego nos muestra a los tres héroes del juego, minúsculos frente a un colosal árbol. La música orquestal sube de volumen y nos prepara para el viaje. Es la misma melodía de Hiroki Kikuta que ya sonase en el 93, pero comparada con la música sintetizada de los 16 bits, suena épica.

 

Después, el juego comienza y muchos gamers, adaptados ya a la nueva generación de consolas y casi a la espera ya de la siguiente, se sienten decepcionados. Los gráficos… los gráficos están… bien. Son 3D, sin duda. Una mejora con respecto a los píxeles de antaño. Pero no es el 3D al que nos tiene acostumbrado Square. Esto no es un Final Fantasy. Los personajes son sencillotes, no mueven los labios al hablar en las cinemáticas, a veces se superponen unos a otros, fundiéndose sus polígonos… casi como si fuese un juego de la PS2. Pero muy limpio, eso sí. El motor gráfico del juego no va a forzar vuestras PS4. Ni siquiera vuestras PS VITA.

Pero no nos equivoquemos. Para mí, precisamente un error en el que ha caído mucho RPG reciente es en el volcarse en la belleza estética (que SOM la tiene, ojo, a su manera) y olvidarse de la historia o de la mecánica de juego. Aquí la aventura y los personajes, el espadachín Randi, la valiente Prim y el pícaro elfo Popoi, funcionan a las mil maravillas y hacen las delicias del jugador amante de los juegos de rol en estado puro, como ya lo hicieran en los 90. La historia no es lineal. No se trata de pasar una misión tras otra. Hay objetivos, sí, pero vuelves a disfrutar de esos mapas en los que te pierdes, de esas mazmorras interminables, de los monstruos puñeteros que invaden la zona… RPG en estado puro.

Y luego, los detallitos. Todos los diálogos, TODOS, están doblados, tanto al inglés, como al japonés. Yo prefiero las voces niponas por ejemplo que van muy con la estética anime del juego. Y traducidos y localizados al más puro castellano, claro, con expresiones como Churri, nasti de plasti y similares, acorde con el modo de hablar de cada personaje. Además, Square nos da la opción de jugar con los nuevos arreglos musicales o con la banda sonora de la Supernintendo.

La historia no ha cambiado. Randi por cosas del azar encuentra una espada mágica, pero al sacarla del río, desata terribles bestias movidas por la magia del Maná. Por eso es expulsado de su pueblo y emprende un viaje para acabar con estas criaturas y con su problema de una vez y para siempre. Uno de los grandes aciertos del juego es que si juegas con dos amigos más, puedes controlar a los 3 personajes en cooperativo. Si juegas sólo, te siguen automáticamente y atacan según les estipules, pero con amigos, las estrategias, la exploración, el combate… todo se vuelve mucho más dinámico y divertido.

Contras: A nivel gráfico lo dicho. Esos personajes superponiéndose y con un 3D un poco básico aunque supernítido y que fluye a velocidad de vértigo. A nivel de juego, los menús de inventarios son un poco desastre y hacerse con ellos lleva un rato. Sobretodo cuando en batalla tienes que manejarte a toda prisa. No seré el primero que le de al icono de cubo de basura por error y borre el inventario… 

Mejoras: El auto guardado que no tenía la versión del 93 y lo hacía bastante más puñetero. Y un diario de juego que te da indicaciones sobre dónde ir a continuación, porque anda que no me he recorrido yo bosques entre Pandora y el ombligo de Gaia p’alante y p’atrás. No digo nada cuando dispones de tu dragón personal para moverte más rápido por el vasto mundo. 

El minimapa es un detallazo, porque aunque todo es en 3D, el minimapa te muestra el entorno conservando los escenarios pixelados originales.

En definitiva: Los puristas van a estar más a gusto y a alimentar su nostalgia mejor con la versión HD de la Supernintendo Mini. Para ellos, no hay mejoras suficientes que justifiquen la compra de este título. Para los que se inicien en Secret of Mana, que no hagan caso a los gruñones viejóvenes. Este RPG tiene la magia de los títulos de antaño que yo tanto echo de menos. Son 30 horas de puro gozo. Y además tiene una narrativa que pasa de positiva y colorida a sorprendentemente terrorífica y oscura. Puede que se de el efecto Aerith por aquí.

No digo más. Secret of mana es el juego que era y un poquito más. Podría haber sido mucho más dadas las capacidades de las consolas en 2018? Pufff, ya ves. Aún y con ello, es una aventura memorable.

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